Cerca de la ciudad de Gizeh, en los alrededores de El Cairo, se levantan sobre una meseta calcárea las pirámides de Keops, Kefrén y Micerinos, pertenecientes a la IV dinastía. Estas pirámides suponen tanto un progreso matemático, arquitectónico y científico como un gran esfuerzo humano sólo comprensible en una civilización de grandes masas de esclavos como la egipcia. Estos monumentos tuvieron carácter funerario, ya que eran utilizadas como recinto de enterramiento de grandes personajes. Junto a las pirámides también se encuentra contemplando el paso del tiempo la majestuosa Esfinge, que colabora a formar una estampa que a todo turista que las contempla se le graba en la retina.