El pulmón

de la ciudad

Historia del parque de Málaga

Rondaba el ano 1896 cuando se aprobó una ley inspirada por Canovas del Castillo. En ella se disponía la necesidad de concretar los límites de la zona del Muelle del Marqués de Guadiaro. El fin de esta delimitación era poder convertir en jardines gran parte de los terrenos que se le habían ganado al mar.

El Marqués de Larios fue el autor del proyecto preliminar del Parque, aunque durante todo el tiempo que duró ese proyecto contó con la ayuda de renombrados arquitectos como Miguel Rivera, Guerrero Strachan, Adolfo Crooke y Joaquín de Rucoba. Sin embargo, aunque la ley fue aprobada en 1896, los trabajos no pudieron comenzar hasta un ano después, cuando el proyecto de jardín fue aprobado por una Real Orden.

Una vez el proyecto fue aceptado y se pudo acceder a los terrenos ganados al mar, el arquitecto Joaquín de Rucoba comenzó con las obras. Treinta anos después, aquella zona que se le había quitado al mar se convertiría en el parque más emblemático de la ciudad.

Lo más característico del Parque es su diseno. Se deja a un lado la disposición típica de los parques públicos, que suelen ser cerrados, para construir un espacio abierto y con un diseno que lo asemeja más a una zona de paseo con jardines a ambos lados que a un parque propiamente dicho.

Además, también es destacable la riqueza y diversidad de su flora. Un detalle que hay que agradecer a la familia Larios y a otras célebres familias malaguenas de la época, quienes aportaban plantas traídas sobre todo de países tropicales y subtropicales. Flora tan característica como el Drago de Canarias, los cedros del Líbano, las araucarias de América austral, los enebros japoneses, las palmeras de California, los palos borrachos de Uruguay... y una lista que sigue, pasando por todos los continentes hasta llegar incluso a Australia, de donde proviene el Pinus Canariensis o Árbol del fuego.

 

Fuente: Área de Turismo, Ayuntamiento de Málaga

 

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